En enero de este año, el ámbito científico celebró un logro significativo: el primer trasplante de corazón de cerdo a un ser humano. David Bennett, un paciente de 57 años con una grave enfermedad cardíaca, se convirtió en la primera persona en recibir un corazón modificado genéticamente de un cerdo.
Bennett ya se encontraba en una situación crítica debido a una insuficiencia cardíaca y no era un candidato apto para un trasplante de corazón humano, lo que lo hizo idóneo para este procedimiento experimental. Lamentablemente, dos meses después de la cirugía, el Centro Médico de la Universidad de Maryland, que llevó a cabo el trasplante, anunció el fallecimiento del paciente.
Bennett recibió el trasplante el 7 de enero y falleció el 8 de marzo. En ese momento, la causa de su muerte no era clara, y el centro médico solo informó que su estado empezó a deteriorarse 40 días después de la operación.
Recientemente, durante un webinar de la Sociedad Americana de Trasplantes, el cirujano Bartley Griffith reveló que un virus presente en el corazón del cerdo fue responsable de la muerte de Bennett.
La revista MIT Technology Review informó que el corazón recibido por Bennett estaba infectado con citomegalovirus porcino, una infección evitable que puede tener efectos “devastadores” en trasplantes.
Los resultados de la investigación indicaron que el experimento de xenotrasplante fracasó debido a un error no intencionado, ya que se espera que los cerdos se críen sin virus para proporcionar órganos. Aunque se cree que no puede infectar células humanas, es conocido por causar daños en el órgano trasplantado, lo que resulta letal para el receptor.
El citomegalovirus porcino es generalmente difícil de detectar, pues suele esconderse profundamente en los tejidos de los órganos. En el caso de Bennett, el equipo médico solo examinó la cavidad bucal del cerdo genéticamente modificado, que pesaba 108 kilogramos y había sido proporcionado por la empresa Revicor.
Ahora que se ha identificado la causa del fallecimiento de Bennett, la comunidad científica considera que el procedimiento tuvo un valor significativo, ya que ha proporcionado información valiosa para corregir errores en el futuro.
Si esta fue una infección, es probable que podamos prevenirla en el futuro.
– Bartley Griffith, durante su presentación
Según el New York Post, tras el fallecimiento de Bennett, su hijo expresó su esperanza de que lo aprendido de la cirugía de su padre ayude a futuros pacientes «y que, con suerte, en algún momento se termine con la escasez de órganos que cobra tantas vidas cada año.»