Si llevas mucho tiempo intentando perder peso y, a pesar de probar dietas, rutinas de ejercicio e incluso productos milagrosos, no alcanzas tu objetivo, tal vez estás pasando por alto el aspecto más crucial: tu estado emocional.
Así es, como lo acabas de leer. Si tu mente y tus emociones no se encuentran en equilibrio, será complicado que logres cambiar tus hábitos y mejorar la salud de tu cuerpo.
Aunque pueda parecer inverosímil, es esencial modificar tu actitud para alcanzar tu meta. Según el nutriólogo mexicano Juan Manuel Romero Villa, esto no es difícil de lograr; puedes comenzar por deshacerte del mal humor, ya que este puede contribuir a que aumentes de peso.
En su obra «El que se enoja engorda», Romero señala que cuando las personas se enojan, segregan adrenalina y cortisol, lo cual genera un proceso de inflamación en las células que impide la liberación de energía, convirtiéndola en grasa que se acumula en el organismo.
Así que, en realidad, esto se convierte en un círculo vicioso: estás a dieta, te sientes estresado, te irritas porque seguirla resulta complicado o no es tan “mágica” como te prometieron, y tu cuerpo empieza a retener grasa, lo que impide que bajes de peso.
Aunque pueda parecer complicado debido a la rutina diaria y los cambios en los hábitos alimenticios, intenta mantener una mentalidad positiva y sigue esforzándote por alcanzar tu meta sin importar lo que digan los demás.
Por último, olvídate de las dietas milagrosas y consulta a un especialista; solo él tiene la capacidad de diseñar un plan alimenticio que se ajuste a tus necesidades.