Un cariñoso padre decidió escribir una carta a su hija con síndrome de Down en el día de su boda, queriendo transmitirle lo orgulloso que se sentía por todos los logros que su “niña” había alcanzado, todas esas cosas que otros decían que nunca podría hacer.
El padre recordó cómo solía llorar por el temor a que su hija no fuera aceptada por los demás, pero ese miedo pertenecía al pasado, ya que la chica de 25 años ha superado diversos obstáculos y, según su progenitor, ha llegado a ser una persona capaz de vivir con empatía y simpatía.
La hermosa novia, Jillian, estaba finalizando los preparativos para su gran día mientras su padre, Paul Daugherty, la observaba desde el exterior de la casa a través de la ventana. Eran tantas las emociones que sentía en ese momento que quiso plasmarlas en una emotiva carta publicada en la web The Mighty.
En dos horas, vivirás el paseo de tu vida, un recorrido que se vuelve aún más significativo por todo lo que has logrado para alcanzar este día. Ignoro las probabilidades de que una mujer nacida con síndrome de Down se case con el amor de su vida. Solo sé que lo has conseguido.
Tu cabello está perfectamente arrollado en tu esbelto cuello. Tu vestido adornado, que tú llamaste ‘mi bling’, refleja cada rayo del sol que entra por la ventana. Tu maquillaje: ¡ese pintalabios rojo!, de algún modo realza una belleza que ha ido creciendo desde el día que naciste. Tu sonrisa es vibrante y eterna.
Además, Paul destacó que, como padres, nunca dudaron de que pudiera aprender cualquier cosa a nivel académico, pero su mayor preocupación era el posible rechazo que su hija pudiera enfrentar en sus relaciones afectivas.
Entonces, me preocupé por ti. Lloré con tristeza la noche en que tenías 12 años y bajaste las escaleras para decir: ‘No tengo amigos’. Ahora te miro. La preparación ha sido hecha, la puerta se abre. Mi niña, toda de blanco, cruzando el umbral de otro sueño conquistado. Me quedo sin aliento, paralizado, completamente inmóvil en el momento. Te ves hermosa, es lo mejor que puedo hacer.
Con una enorme sonrisa, Jillian respondió a su papá que siempre sería su niña. Era el momento de partir para continuar su camino, pues a la valiente chica la esperaba una nueva vida.
