El 19 de julio, el Reino Unido alcanzó por primera vez temperaturas superiores a los 40 grados centígrados, estableciendo un nuevo récord en Europa Occidental.
Según la agencia meteorológica británica, en el aeropuerto de Heathrow, ubicado al oeste de Londres, se registraron 40.2 grados, superando así el umbral histórico. Este récord se produjo solo una hora después de que se midieran 39.1 grados en la localidad de Charlwood antes del mediodía.
Este es el segundo episodio de ola de calor que afecta a Europa en menos de un mes. Según los expertos, esto es una consecuencia directa de la crisis climática, causada por las emisiones de gases de efecto invernadero que aumentan la intensidad, duración y frecuencia de estos eventos.
Las altas temperaturas en el Reino Unido están causando incendios, provocando muertes y afectando los sistemas de transporte. El 18 de julio, los trenes operaron a baja velocidad debido al riesgo de deformaciones en las vías; algunos servicios fueron cancelados completamente. La estación de King’s Cross en Londres, una de las más relevantes del país, permaneció desierta el 19 de julio. Además, el aeropuerto de Luton tuvo que cerrar su pista de aterrizaje debido a daños provocados por el calor.
El secretario de Transportes, Grant Shapps, afirmó que la infraestructura “no está diseñada para soportar estas temperaturas, y pasará mucho tiempo antes de que podamos reemplazarla”.
Por su parte, Rachel Ayers, representante de la Oficina Meteorológica, indicó que Londres, Manchester y Leeds están bajo la primera alerta roja del país por calor extremo, lo que representa un grave riesgo para la salud pública.
En cuanto a los riesgos para la salud, varios hospitales han reportado un aumento en atenciones médicas por golpes de calor, además de al menos cinco casos de ahogamientos en ríos y lagos donde las personas intentan refrescarse.