Desde que el Palacio de Buckingham comunicó que la reina Isabel II estaba bajo cuidado médico en su residencia de Balmoral, la familia real, Londres y el mundo entero se mostraron preocupados por la salud de Su Majestad, manteniéndose al tanto de su estado hasta su último aliento.
De acuerdo con el protocolo conocido como “London Bridge Is Down” (El puente de Londres ha caído), al divulgarse el frágil estado de salud de la reina, el sitio web del gobierno del Reino Unido añadió un banner negro y todas las cuentas de redes sociales gubernamentales cambiaron su foto de perfil por el escudo departamental. Tras el anuncio del fallecimiento de la monarca británica, se reveló el protocolo a seguir durante los próximos diez días.
Todos conocemos la famosa “Operation London Bridge”, que estipula que se encenderá una luz azul en todos los televisores. Además, las radios anunciarán la muerte de la reina y prepararán videos que incluyan imágenes de ella para reportajes sobre su vida y legado. Pero eso no es todo, ya que los billetes con su imagen serán retirados de circulación, habrá un cese de actividades de dos días que ocasionará una gran pérdida económica al país, y su entierro se realizará 12 días después de su fallecimiento.
Asimismo, a toda esta serie de ceremonias conmemorativas antes del funeral se le añadirá un pequeño detalle, ya que, según el reglamento redactado en la década de los 60, si la reina fallece en Escocia, se llevará a cabo la “Operación Unicornio”, que establece que el cuerpo de la monarca será transportado de regreso a Londres mediante un tren real.
Si esta opción no es factible, se activa el plan “Overstudy”, que es un protocolo similar, pero en este caso, el ataúd debe ser trasladado en avión. Este proceso se lleva a cabo dos días después del fallecimiento de la reina.
Antes de hacer pública la noticia, las sesiones parlamentarias en Westminster, el Parlamento escocés, el Senedd galés y la Asamblea de Irlanda del Norte se suspenderán por diez días. A las 10:00 a.m. del día siguiente al de la muerte, el Consejo de la Ascensión, los consejeros y la primera ministra Liz Truss se reunirán en St. James’ Palace para proclamar al rey Carlos como su nuevo soberano.
Después, se trasladará el ataúd de la monarca desde Balmoral al Palacio de Holyrood, en Edimburgo, la capital de Escocia, donde se celebrará una misa en la Catedral de St. Giles, también en Edimburgo. Posteriormente, el féretro de la reina será trasladado al Palacio de Buckingham, donde Liz Truss y el gabinete recibirán oficialmente el cuerpo en la estación de San Pancras, en Londres, Inglaterra.
Una vez en el Palacio, el nuevo rey Carlos recibirá una moción de condolencias, y luego emprenderá una gira por todo el Reino Unido para iniciar su reinado, visitando el parlamento escocés y la catedral de St. Giles en Edimburgo. Simultáneamente, en Londres se llevará a cabo la operación “Lion”, que implica una procesión del ataúd desde el Palacio de Buckingham hasta Westminster.
Tras la llegada del ataúd a Westminster Hall, se llevará a cabo un solemne servicio conmemorativo, donde durante los siguientes tres días, el féretro con los restos de la monarca británica será colocado abierto sobre una plataforma en el centro de Westminster Hall, permitiendo al público rendir homenaje en un horario de 23 horas diarias.
En el décimo día, la Catedral de Westminster Abbey será el lugar donde se celebrará el funeral de la reina Isabel II, momento en el cual el país entero deberá observar dos minutos de silencio, y bancos, colegios y todo tipo de establecimientos permanecerán cerrados.
Para culminar el protocolo, se llevarán a cabo dos procesiones, una en Londres y otra en Windsor, tras las cuales se enterrarán los restos de la reina en la capilla de San Jorge, ubicada en el castillo de Windsor.
