En fechas recientes, se escucha a menudo la frase: ¡Feliz regreso a clases! Es un hecho que muchos niños sienten una gran emoción al volver a las aulas, ya que para ellos representa la oportunidad de reencontrarse y convivir a diario con sus amigos.
No obstante, para este pequeño, cuyo nombre desconocemos, debió ser muy incómodo pasar por un momento desagradable frente a sus compañeros escolares, ya que al llegar a su primer día de clases, el niño se cayó de espaldas, pero no por la emoción, sino a causa del peso de su mochila.
En un video que ya circula en redes sociales, se puede ver a este pequeño recibiendo las últimas instrucciones de quien parece ser su papá antes de avanzar hacia su salón de clases.
Sin embargo, para su mala fortuna, tan pronto como el hombre lo suelta para que pueda irse, el niño cae de espaldas debido al peso de su mochila. Seamos sinceros, ¿quién no recuerda lo pesados que eran los libros en la primaria?
https://youtu.be/o2rPKKnIZOo
Es muy probable que el niño sintiera que cargaba el peso del mundo sobre sus hombros, ya que le resultó imposible mantenerse de pie ante tal carga. Pero más allá de lo gracioso del incidente, este suceso nos invita a reflexionar.
Los médicos y fisioterapeutas coinciden en que el peso total de la mochila de un estudiante no debe exceder el 10 o 15 por ciento del peso de la persona que la lleva. Por ejemplo, si un pequeño pesa alrededor de 20 kilos, su mochila debería pesar entre dos y tres kilos como máximo.
Esperamos que este caso sirva de ejemplo para que las instituciones educativas tomen conciencia y se comprometan a no imponer cargas excesivas en las mochilas de los niños. Solo se trata de organizarse mejor, creando un sistema que permita a los estudiantes llevar únicamente aquellos artículos que realmente utilizarán.