lunes, abril 28, 2025

Perra recibe una herencia de 5 millones de dólares tras la muerte de su dueño, causando la envidia de varios.

Desde siempre se ha conocido que uno de los principales inconvenientes tras el fallecimiento de una persona es cómo se distribuirán sus bienes, ya que esto puede generar numerosas disputas familiares, ya sea por propiedades o dinero. Por ello, es crucial que en un testamento se defina de manera clara qué se desea heredar y a quiénes.

Así ocurrió con una perrita border collie llamada Lulu, quien causó gran revuelo al heredar cinco millones de dólares de su difunto dueño millonario, Bill Dorris. Al no tener familia, el empresario estadounidense decidió dejar su fortuna a su leal compañera de los últimos ocho años de su vida.

¿Quién era Bill Dorris?

Bill Dorris

Bill era accionista en una empresa dedicada a la fabricación de tinas de baño adaptadas para personas con discapacidad. No estaba ni casado ni tenía hijos, y lamentablemente, falleció a los 83 años. No obstante, dejó claro en su testamento que los cinco millones de dólares eran para cubrir todas las necesidades de su querida perra, Lulu.

La albacea de la herencia es Martha Burton, una amiga de 88 años de Bill, quien ahora tiene la responsabilidad de cuidar de Lulu. Aunque la suma que su amigo dejó para la perra la sorprende, Martha estaba al tanto de los planes de Bill, pues él realmente la amaba, y eso es evidente.

Una herencia muy “perruna”

Lulu perrita que heredó millones de pesos

Cinco millones de dólares serán asignados a un fideicomiso que se creará tras mi fallecimiento para el cuidado de mi border collie Lulu, asegurando que se satisfagan todas sus necesidades.

Esto es parte de lo que especifica el testamento. Aunque la señora Martha considera que será complicado gastar tanto dinero únicamente en el sustento de un perro, hará su mejor esfuerzo para cumplir con la última voluntad del empresario.

Aunque el proceso de transferencia del dinero al fideicomiso está en marcha, la cantidad es considerable y se desconoce qué sucederá con esos fondos una vez que la perra también fallezca. Este caso demuestra que muchas personas consideran a sus mascotas como un miembro esencial de la familia. Mientras tanto, Lulu seguramente es la perra más afortunada y envidiada del mundo.

A pesar de que algunas personas pueden considerar esto ridículo o extremo, lo cierto es que cada quien decide cómo utilizar su dinero. Además, es evidente que Bill amaba tanto a su mascota que no quería que se quedara desamparada tras su muerte.

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