Cuando hay entusiasmo y determinación para avanzar, nada puede interponerse en nuestro camino. Esto es ejemplificado por una maravillosa emprendedora que, a pesar de su edad y limitaciones económicas, se aventaja a vender sus productos con gran energía.
Hablamos de la abuelita María Marina Ramírez Torales, de 69 años, quien carga su bicicleta con bolsas que contienen sus famosas empanadas y el equipo necesario para montar su pequeño puesto. Una vez lista, esta originaria de Concepción, Paraguay, se sube a su bicicleta y se dirige a distintos puntos de la ciudad, donde habitualmente se detiene a ofrecer sus productos.
“Tengo esta bicicleta desde hace 14 años, porque me robaron la que tenía y después de eso quedé muy mal. Esta me la regaló una señora, ya es viejita, pero aún funciona bien”, compartió.
Con una naturalidad encantadora, Ña María, como la conocen sus clientes, relató al diario Extra sobre su labor, que consiste en levantarse a las 2:00 a. m. para preparar la masa y el relleno de sus productos, logrando vender las 200 empanadas que elabora cada día.
A la gente le encantan sus empanadas; recientemente había una fila de 10 a 12 personas, todos esperaban pacientemente para comprar. Muchos la ayudan, algunos fríen, otros transportan las empanadas, y todos le dicen “abuela”. Algunos compran 10, 15 o 25, y a la gente realmente le gusta.
La entrañable empresaria contagia su entusiasmo a todos los que la ven pasar alegre en su bicicleta. Para sorpresa de muchos, su modesto negocio le ha permitido darles estudios a sus hijos, quienes son profesionales y ya están casados.
No obstante, María no tiene intenciones de detenerse, pues después de 37 años, su negocio se ha vuelto una parte fundamental de su vida. Además, la mantiene activa y en buena salud.
Estamos deseando probar alguna de sus empanadas, ya que estamos seguras de que son deliciosas, ya que se nota que están elaboradas por una experta, con ese toque especial que solo la dedicación y el amor pueden proporcionar.
