lunes, abril 28, 2025

Liberan a Irma Felipe tras 18 años de prisión por un aborto espontáneo causado por los golpes de su pareja.

Gracias a la Ley de Amnistía, el 16 de enero pasado, Irma Felipe, una mujer de origen indígena, recuperó su libertad tras haber estado encarcelada durante 18 años acusada de un aborto espontáneo, el cual fue consecuencia de una fuerte golpiza propinada por su esposo.

Los hechos ocurrieron en el municipio de Juiquipilco, en el Estado de México, donde Irma fue detenida a los 22 años y recluida en la Penitenciaría Femenil de Nezahualcóyotl. Allí, fue condenada por homicidio en agravio de su propio hijo, dado que su embarazo se encontraba en una etapa avanzada.

Irma Felipe, mujer indígena que fue puesta en libertad tras 18 años en prisión

Frente a la injusticia de haber sido encarcelada por un crimen que no cometió —ya que el aborto que sufrió fue producto de la violencia de su pareja y no de una decisión propia—, asociaciones y la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, unieron esfuerzos con su madre, hermana e hijos para luchar incansablemente hasta demostrar su inocencia.

Al salir de prisión, la mujer de 40 años se reencontró con sus seres queridos, y en una emotiva entrevista para los medios, expresó que su tiempo en la cárcel fue un aprendizaje del cual se llevará solo lo positivo para seguir adelante y luchar por sus sueños.

Mujer afuera del reclusorio femenil en el Estado de México después de haber sido puesta en libertad

“De ese aprendizaje, dicen que los seres humanos somos resilientes, hay que quedarnos con lo bueno, sacar lo mejor de las malas experiencias y reconocer que hay muchas personas buenas trabajando dentro del sistema, quienes me han dejado una huella importante”, afirmó Irma.

La libertad de Irma se logró gracias a la Ley de Amnistía, una herramienta legal que ha sido utilizada por la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México para intervenir en casos de delitos graves como el de ella. Este marca el sexto caso resuelto mediante esta ley.

mujer con su acta de libertad rodeada de muchas personas a las afueras del reclusorio femenil del Estado de México

La emoción fue palpable en su madre y familiares al verla en libertad, tras 18 años de lucha por hacer justicia y después de haberlo conseguido, no podían esperar para llevarla nuevamente a su hogar. Irma, por su parte, se comprometió a seguir persiguiendo sus sueños y a retomar sus estudios, pues aprendió que hay personas bondadosas laborando en el sistema judicial.

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