A lo largo de los años, Harry y Meghan Markle, duques de Sussex, han mantenido una distancia considerable de la familia real británica. La conflictiva relación de la exactriz con ciertos miembros de la corona es bien conocida, pero se ha hablado poco de su vínculo con la ya fallecida reina Isabel II.
Paradójicamente, la muerte de la reina ha acentuado aún más la separación entre los duques de Sussex y la familia real, ya que, hasta donde se sabe, Meghan no acompañó a Harry en su despedida a la reina.
Desde que comenzaron su relación, se comentó que la reina Isabel II no estaba satisfecha, ya que no creía que la entonces actriz fuera adecuada para la familia real británica.
Después de casarse y recibir constantes críticas, Meghan y Harry optaron por distanciarse de la Corona Británica. Anunciaron su decisión mediante un comunicado en su cuenta de Instagram, y la reina Isabel II no fue notificada de antemano.
“Después de muchos meses de reflexión y conversaciones internas, hemos decidido hacer una transición este año para empezar a forjar un nuevo rol progresivo dentro de esta institución. Nuestra intención es dar un paso atrás como miembros ‘mayores’ de la familia real y trabajar para ser financieramente independientes, mientras seguimos apoyando plenamente a Su Majestad, la Reina.”
En Inglaterra, se responsabilizó a Meghan por la decisión de Harry, pero en 2017, durante una entrevista con Mail On Sunday, él reveló que había pensado en renunciar a su título para llevar una vida más normal, aunque decidió no hacerlo por lealtad a su abuela.
Se dice que la decisión de la pareja surgió tras una discusión entre el príncipe Harry y miembros de la familia sobre su futuro en la realeza, además de que Meghan atravesó una crisis emocional que la llevó a tener pensamientos suicidas.
Luego de múltiples conversaciones con el duque, la reina confirmó que él se retiraría de su puesto en la familia real, ya que le resultaba imposible continuar con las responsabilidades que implica vivir al servicio del público.
“Aunque todos estamos tristes por su decisión, el duque y la duquesa seguirán siendo parte de nuestra querida familia.”
Tras abdicar de la Corona Británica, Meghan y Harry se prepararon para una entrevista con Oprah Winfrey, donde hablaron abiertamente sobre su experiencia en la familia real, situación que no fue bien vista por el príncipe William.
Curiosamente, antes de que se emitiera la entrevista, el Sunday Times informó que Meghan había maltratado al personal del Palacio de Kensington, citando fuentes no identificadas y correos electrónicos de empleados del Palacio.
Meghan no se quedó callada y, a través de su representante, emitió un comunicado donde afirmaba:
“La duquesa está profundamente afligida por este nuevo ataque hacia su persona, sobre todo siendo alguien que ha sido víctima de acoso, y está comprometida a apoyar a quienes han pasado por experiencias dolorosas.”
Posteriormente, se emitió la entrevista con Oprah Winfrey, donde durante más de dos horas, los duques de Sussex expusieron los maltratos sufridos a manos de la familia real mientras estaban bajo su tutela.
Meghan comentó que, durante la planificación de su boda, Kate Middleton la hizo llorar al discutir sobre el vestido de la «niña de las flores» que usaría su hija Charlotte, aunque otros miembros de la realeza ya le habían hecho comentarios despectivos similares.
Después del matrimonio, las presiones sobre la pareja aumentaron significativamente, y los medios comenzaron a atacar a Meghan de manera constante, mientras que la reina Isabel II no mostró iniciativa para detenerlo, e incluso se dice que temía que el bebé que esperaba Meghan fuera un niño de color.
A esto se sumaron las críticas del público británico y las continuas comparaciones que los medios hacían entre Kate y Meghan.
Meghan nunca obtuvo el respaldo ni la aprobación de la monarquía, y la presión se volvió tan abrumadora que llegó a tener pensamientos suicidas.
“Recuerdo que teníamos que asistir a un evento y le dije: ‘No creo que puedas ir’, y simplemente le respondí que no podía quedarme sola. Cada vez que las luces en el palco real se apagaban, yo lloraba.”
“Simplemente no quería seguir viva y ese pensamiento se convirtió en un pensamiento constante, real y aterrador.”
Como resultado de su decisión, Harry sufrió una significativa pérdida de ingresos. Sin embargo, su madre, la princesa Diana, le dejó una herencia de 10 millones de euros, con la cual pudo comenzar una nueva vida.
La pareja finalmente se trasladó a Canadá y tuvo dos hijos. Solo su primogénito, Archie Harrison Mountbatten-Windsor, ocupa el séptimo lugar en la línea de sucesión, mientras que su hija menor, Lilibet Diana Mountbatten-Windsor, está completamente desvinculada de la familia real, de acuerdo con las normas establecidas por la monarquía y la reina Isabel II.
Los problemas entre Meghan y la monarca fueron irreconciliables hasta el final, y el medio británico International Business Times informó que recientemente la reina actualizó los documentos relativos a su herencia, excluyendo a dos miembros de su familia: Meghan Markle y su hija Lilibet Diana Mountbatten-Windsor.
La monarca dejó claro cómo se distribuirán sus joyas tras su fallecimiento, y se informó que Kate Middleton se quedaría con la mayor parte de la herencia en joyas, valorada en aproximadamente 110 millones de dólares.
Ahora, tras el fallecimiento de la monarca, el medio británico The Sun reportó que Harry viajó solo a Balmoral, Escocia, para dar su último adiós a su abuela. Esta noticia generó controversia y conmoción, ya que se esperaba que el duque de Sussex llegara acompañado por su esposa e hijos, algo que no sucedió.