Como hemos mencionado anteriormente, los abuelos deberían ser eternos, y en cierto modo, lo son. ¿Cómo podríamos olvidar a esos seres que nos han brindado tanto amor, ternura, caprichos y sus mejores relatos? Siempre que estamos junto a ellos, incluso cuando ya somos adultas, regresamos a ser niñas. Además, deseamos compartir con ellos los momentos más significativos de nuestras vidas.
Por esta razón, entendemos la emoción de un joven que decidió invitar a su abuela a su fiesta de graduación, no solo por el inmenso amor que siente hacia ella, sino también por la gratitud que le tiene por todos los momentos compartidos y por el doloroso diagnóstico que recibió poco tiempo atrás.
La historia comenzó cuando Julia Jarman, de 92 años, fue diagnosticada con cáncer de páncreas. Debido a la gravedad de su enfermedad, los médicos determinaron que solo le quedaban seis meses de vida. Al enterarse de esto, su nieto, Stephen Vigil, no dudó en hacer todo lo posible para que el tiempo que le quedaba a su abuela fuera el más especial de su vida.
Así, ambos, acompañados por la hermana de Stephen, realizaron un viaje a Florida, Estados Unidos, donde celebraron el Día de las Madres y aprovecharon para visitar el cementerio donde reposan sus familiares, lo cual Julia deseaba hacer desde hacía tiempo.
Durante ese tiempo, se dedicaron a estar al lado de Julia. Un día, a medida que se acercaba la fecha de la graduación de Stephen, su hermana le sugirió invitar a su abuela a la fiesta como su acompañante. Aunque la idea era buena, el joven encontró un inconveniente, ya que las políticas de la escuela solo permitían parejas menores de 20 años.
No obstante, esto no fue un impedimento, y rápidamente Stephen preguntó al director si podía hacer una excepción. Así fue como, al invitar a su abuelita, Julia aceptó encantada y disfrutó de una noche inolvidable junto a él en el baile.
“Mi abuela ha sido una de mis mejores amigas desde que nací y decidí llevarla al baile de graduación porque quería hacer algo especial para ella”.
Desafortunadamente, después de un tiempo, la señora Julia falleció. Aunque sus nietos la extrañarán profundamente, Stephen se siente satisfecho de haber logrado hacerla feliz hasta el último momento de su vida.