A través de un breve comunicado a la agencia AFP (Agence France-Presse), se publicó este jueves 21 de abril en París ciudad natal la lamentable noticia del sensible fallecimiento a los 80 años de edad del actor y director francés Jacques Perrin. Tanto su viuda Valentin Perrin como sus tres hijos Mathieu, Maxence y Lancelot lloraron su muerte.
Con gran tristeza, la familia les comunica la muerte del cineasta Jacques Perrin, quien falleció en París el jueves 21 de abril. Se durmió plácidamente.
– Mathieu Simonet, hijo del actor
Nacido en una familia de artistas, donde su padre era director de teatro en la Comédie-Française y su madre actriz, crecer en un ambiente artístico despertó su interés por la actuación. Así que estudió en el Conservatorio de Arte Dramático, lo que lo convirtió en un gran actor.
Considerado como uno de los mejores y más célebres actores franceses de las últimas décadas, Perrin ha trabajado en más de 70 películas, pero el papel que lo catapultó a la cima fue su inolvidable interpretación de Salvatore Di Vita en la exitosa película Cinema Paradiso.
Sin embargo, la carrera profesional del cineasta francés comenzó en 1960 con las películas La chica de la maleta y Crónica familiar, que protagonizó junto a Marcello Mastroianni. Este papel abrió el camino para su trabajo en las películas Donkey Skin, Crime Rails, The Choir Boys, entre otras.
Además, su carrera tomó aún más forma en 1968 cuando decidió mostrar su faceta como productor de cine y fundó Reggane Films, su propia productora, que estuvo detrás de películas como Z y Le Crabre-Tambour, ganadora del Oscar en 1969 por Mejor película en lengua no inglesa.
Sin embargo, su mayor éxito como productor y director fue el documental Nómadas del viento de 2002 sobre la migración de las aves, con el que ganó el César a la mejor producción.
Jacques Perrin no solo ha dejado su huella en cada una de sus representaciones y montajes, sino que sus descendientes lo seguirán ya que sus tres hijos han decidido seguir sus pasos y dedicarse al mundo de la interpretación. Hoy nos despedimos de una gran película. ¡Descansa en paz y vuela alto, querido Jacques Perrin!
