Una joven de 16 años que fue secuestrada a la edad de siete años logró reunirse con su familia en Bombay, India, tras casi una década de separación.
Según informó la BBC, la niña, conocida como Pooja Guad, desapareció cuando iba a la escuela en Juhu Galli, el 22 de enero de 2013. Pooja vivía con sus dos hermanos y sus padres en una pequeña casa en un barrio marginal suburbano.
En esa ocasión, Pooja y su hermano mayor Rohit discutieron sobre el dinero que les otorgaron sus abuelos. Rohit, que caminaba un poco delante de Pooja por miedo a llegar tarde, no se percató de que ella no entró al recinto escolar.
Según la policía, la niña fue secuestrada por Harry D’Souza y su esposa, Soni D’Souza, una pareja que no tenía hijos. Aprovecharon el descuido de Rohit para acercarse a Pooja, a quien ofrecieron un helado para que subiera a su automóvil.
De acuerdo con Pooja, inicialmente fueron a Goa y Karnataka, dos estados en el oeste y sur de India. Por un corto tiempo, le permitieron asistir a la escuela. Sin embargo, la situación empeoró cuando la pareja se trasladó a Bombay tras tener un hijo. A partir de ese momento, fue retirada de la escuela y se convirtió en esclava de sus secuestradores.
Me golpeaban con un cinturón, me pateaban y me daban puñetazos. Una vez, me golpearon con un rodillo tan fuerte que empecé a sangrar por la espalda. También me obligaban a hacer tareas domésticas y a trabajar entre 12 y 24 horas fuera de casa.
Durante su cautiverio, Pooja no tuvo acceso a dinero ni a un teléfono, y estaba bajo constante vigilancia. Todo cambió cuando un día decidió pedir ayuda, tras buscar su nombre en YouTube y encontrar videos sobre su desaparición mientras sus captores dormían.
Fue en ese momento que decidí buscar ayuda y escapar.
Pasaron siete meses hasta que reunió el valor para pedir ayuda a una niñera, Pramila Devendra, que trabajaba para los D’Souza. La mujer, de 35 años, aceptó ayudarla inmediatamente.
Llamó a uno de los números de los carteles de búsqueda y se comunicó con un vecino de la familia.
Posteriormente, a través de una videollamada, la madre de Pooja, Poonam Gaud, logró comunicarse con su hija y la reconoció por una marca de nacimiento. Finalmente, el 4 de agosto, después de un “escape milagroso”, Pooja, ahora de 16 años, se reunió con su madre, aunque lamentablemente su padre había fallecido cuatro meses antes a causa de cáncer.
Una vez reunidos, Pooja, algunos familiares y Devendra acudieron a la comisaría para presentar la denuncia contra los secuestradores.
Les conté todo a la policía. Hasta les dije dónde vivían mis captores.
Gracias a su testimonio, la policía pudo identificar y arrestar a los acusados. Milind Kurde, inspector en la estación de policía DN Nagar de Bombay, informó a la BBC que se han abierto varios casos contra los secuestradores por secuestro, amenazas, violencia física y violaciones de las leyes laborales infantiles.
A pesar de su feliz regreso a casa, Pooja se entristeció al saber que su padre, el único sostén de la familia, y su abuelo habían fallecido. Desde entonces, su madre ha tenido que retomar su trabajo vendiendo bocadillos en una estación de tren para mantener a sus tres hijos, aunque sus ingresos son escasos y lucha por llegar a fin de mes.
Pooja todavía está lidiando con el trauma de su experiencia. Sufre de pesadillas y se siente triste por nunca más poder ver a su padre. Por su seguridad, suele permanecer en casa o salir acompañada por un familiar, aunque expresa su deseo de estudiar y ayudar económicamente a su madre.
A pesar de las dificultades, su madre asegura que no podría estar más feliz de tener de vuelta a su hija.
El trabajo es agotador, pero cada vez que veo a Pooja, encuentro una nueva fuente de energía. Estoy tan feliz de que haya regresado.