En numerosas ocasiones nos encontramos suplicando al destino con todas nuestras fuerzas y, cuando menos lo esperamos, este nos responde de maneras inesperadas. Ya sea que creas en los milagros de la vida o consideres que son meras coincidencias, es difícil negar la existencia de las casualidades divinas en historias como la de Ashley Garner.
Todo inició en Florida, Estados Unidos, cuando la familia Garner se estaba preparando para abandonar su hogar y refugiarse del huracán Ian, que causó estragos catastróficos en el sureste del país y cobró la vida de más de 100 personas.
Días antes de estas acciones, Ashley perdió su anillo de compromiso frente a su hogar. Por lo tanto, durante dos días, su esposo, sus tres hijos y ella buscaron el pequeño objeto entre arbustos y grandes montones de hierba, pero simplemente no lo encontraron y tuvieron que abandonar la búsqueda antes de que el huracán impactara la costa suroeste del estado.
Simplemente acepté que se había ido. Era solo un objeto. Es reemplazable y decidí dejarlo pasar. Sabíamos que el huracán se acercaba, así que nos despedimos.
De acuerdo con los informes oficiales, la tormenta generó vientos de 193 kilómetros por hora, provocando colapsos totales y parciales en residencias. Afortunadamente, la casa de los Garner no fue afectada de esa manera, solo se encontraron con bastante suciedad tanto en el exterior como en el interior de su hogar.
Cuando las nubes se despejaron, la familia salió a limpiar el patio y fue allí donde hicieron el milagroso descubrimiento del anillo de bodas perdido días antes. Ashley sintió como si un coro de ángeles cantara al reencontrarse con el valioso objeto, que yacía sobre una pila de ramas verdes, casi como si quisiera ser descubierto.
Ashley decidió compartir su alegría en Facebook, donde escribió un hermoso mensaje sobre la esperanza, acompañado de algunas fotos del increíble hallazgo.
Algunos de ustedes sabrán que perdí mi anillo de bodas un par de días antes del huracán. Buscamos en todas partes durante días. Ian se acercaba y acepté que se había ido y que nunca lo recuperaría después de los vientos de 193 kilómetros por hora. Miren lo que acabamos de encontrar. Estaba, literalmente, sobre una pila de arbustos dentro del garaje. A pesar de toda la destrucción, esto nos brinda un poco de esperanza.
