Por lo que parece, el verdadero amor no tiene fronteras de tiempo, distancia ni espacio, ya que cuando es genuino, siempre encuentra la manera de seguir adelante. Esto es algo que sabe muy bien una pareja de enamorados que se dio su primer beso durante la adolescencia y, después de cuatro décadas, volvieron a estar juntos.
¿Te imaginas reencontrarte con el amor de tu vida y obtener otra oportunidad para amar? Esto le sucedió a una afortunada pareja brasileña, que actualmente se está tomando el tiempo para disfrutar de todo lo que quedó pendiente.
Su historia parece sacada de un guion de película romántica, pero es completamente real. Todo comenzó en 1970, cuando Laércio Alves de Souza y Sonia María Félix da Silva se conocieron en una fiesta. Los adolescentes iniciaron una relación que los llevó a enamorarse profundamente.
Su noviazgo duró aproximadamente tres años, pero, lamentablemente, tuvieron que separarse, ya que Laércio se vio obligado a mudarse a Sao Paulo para trabajar como camionero. Por su parte, Sonia tuvo que irse a Fortaleza, un destacado centro turístico de Brasil.
Laércio se casó y se divorció en dos ocasiones, mientras que Sonia se casó una vez, logrando construir una buena relación con su marido hasta que él falleció. Una vez viuda, decidió regresar a la ciudad de Jati, donde tenía una casa.
Sin embargo, Sonia no se quedó de brazos cruzados; una vez en la ciudad donde experimentó el amor, decidió investigar dónde vivía el hombre que le había traído tanta felicidad y, después de varios esfuerzos, dio con la casa de los padres de Laércio y se enteró de que su ex vivía solo en una pequeña casa de campo.
Estaba profundamente enamorada de él. Todo el tiempo pensé: ‘Un día lo encontraré. Apenas enviudé, iré tras el pasado que no viví’.
Determinada, Sonia se dirigió a la casa del amor de su vida para expresarle lo que aún sentía por él. Después de 40 años de separación, la pareja se volvió inseparable. Tras un año de relación, Laércio y Sonia decidieron casarse. Hoy en día, se sienten plenos y felices de compartir sus vidas nuevamente.
Fue una verdadera realización de una promesa divina que decía que aún me casaría. Pasé por varias enfermedades, incluso deseé la muerte, pero fui a la iglesia y Dios me dijo que aún viviría mucho tiempo y que me casaría. Cuando ella llegó con la propuesta, esa palabra se hizo realidad. Gracias a Dios encontré la felicidad y al amor de mi vida. Hoy soy feliz, amo y soy amado. ¡Lo que Dios promete, lo cumple!
El amor ha resistido la prueba del tiempo. Deseaba ser feliz con mi primer amor y ahora lo soy. ¡Esto es amor verdadero! Ahora somos felices. ¡Hasta que la muerte nos separe!
La romántica historia de Laércio y Sonia nos recuerda que todos llevamos en algún rincón de nuestro corazón a esa persona especial que nos hizo vivir una experiencia mágica en el amor. Ese ser que nos hacía soñar, vivir, amar, y con quien sentimos algo que jamás hemos vuelto a experimentar con nadie más. Si Laércio y Sonia lograron recomenzar, mantengamos la esperanza, tal vez ese día llegue.
