Hay un conocido dicho que se utiliza para referirse a aquellos padres que abandonan a su esposa e hijos: “se fue a comprar cigarros y ya no volvió”. Sin embargo, no son únicamente los hombres quienes dejan el hogar; cada vez más mujeres sienten que no pueden afrontar la carga de una familia y deciden irse para seguir con sus vidas.
Este es el caso del esposo de un padre soltero, quien después de anunciar que iría al mercado a comprar algunas cosas, no regresó. De este modo, dejó completamente a su pareja con la responsabilidad y el cuidado de sus seis pequeños hijos.
Gerardo González Anaya, un hombre de 48 años de edad, reside en el municipio de Escobedo, Nuevo León, México, y ha luchado durante cuatro años por cuidar y sacar adelante a sus seis hijos: Leonardo, Tadeo, Blanca, Toño, Brisa y Oscar, de entre 4 y 14 años.
“Soy padre soltero, cuido y atiendo a mis seis hijos y le echo todas las ganas, pero tras el abandono de mi único apoyo, es realmente difícil. Necesito estar con mis hijos, llevarlos a la escuela, y también debo trabajar para mantenerlos”.
Tras el abandono de su esposa, Gerardo contaba con el apoyo de su madre, quien lo ayudaba en las tareas del hogar y con el cuidado de sus hijos. Lamentablemente, ella falleció, y él quedó sin apoyo, por lo que tuvo que renunciar a dos empleos para poder pasar más tiempo con sus pequeños y conseguir dinero para mantenerlos.
“Antes era mesero y guardia, e incluso estaba arreglando la casa. Sin embargo, desde que mi mamá se enfermó y falleció ha sido muy complicado. Ahora me despierto a las 6:00 am, preparo a los niños para que vayan a la escuela. Todos tienen horarios diferentes, pero los atiendo y trabajo por las tardes en lo que puedo, aunque la verdad es que gano poco dinero”.
Desde hace cuatro años, este hombre ha tenido que centrarse únicamente en sus hijos, dejando de lado sus trabajos y adaptando sus horarios para estar al pendiente de sus estudios. Actualmente, gana aproximadamente 800 pesos mexicanos a la semana, lo que equivale a unos 38 dólares.
“Pensé en cuidar a mis hijos, vestirlos, alimentarlos y proporcionarles todo lo que pueda, y ahí vamos”.
Con un esfuerzo inmenso y el amor más grande por sus hijos, este padre soltero lucha día a día para asegurar que no les falte lo esencial y cubrir todas sus necesidades básicas. Es un hombre que merece toda la admiración, el respeto y el reconocimiento por ser un verdadero ejemplo de buen padre.
