El año pasado, Ben Affleck sorprendió al confesar que su consumo de alcohol estaba vinculado a su sensación de estar atrapado en su matrimonio con la actriz Jennifer Garner, lo que lo llevó a beber una botella de whisky para poder dormir en el sofá. Sin embargo, posteriormente, el actor de Liga de la Justicia aclaró que sus comentarios fueron malinterpretados.
Durante su aparición en The Howard Stern Show en 2021, el director de Gone Baby Gone discutió sus problemas con el alcohol que experimentó durante su matrimonio con la actriz de Si tuviera 30. Aunque es evidente que no habló con mala intención, sus declaraciones resonaron de manera bastante dura.
Es probable que todavía seguiría bebiendo. Esta es parte de la razón por la que empecé a beber… porque me sentía atrapado. Pensaba: ‘No puedo dejarlo por mis hijos, pero no estoy feliz. ¿Qué debo hacer?’ Lo que elegí fue beber una botella de whisky y quedarme dormido en el sofá, lo cual no era la solución.
Los que conocemos su historia sabemos que sus problemas con el alcohol comenzaron hace más de 20 años, mucho antes de su matrimonio con Jennifer Garner. En 2001, Ben intentó someterse a rehabilitación por primera vez, acompañado por Charlie Sheen, quien lo llevó a una clínica en Malibú, California, donde completó un tratamiento de 30 días.
La segunda vez que Ben se internó para rehabilitarse fue en 2017, y su último ingreso para tratar su alcoholismo se produjo en 2018, siendo Garner quien lo llevó a un centro de rehabilitación.
La realidad es que nos tomamos nuestro tiempo y tomamos la decisión… Nos distanciamos. Nuestro matrimonio no funcionó; es una situación que ocurre con alguien a quien amo y respeto, pero con quien ya no debía seguir casado. Al final, lo intentamos. Lo intentamos porque teníamos hijos. Ambos sentíamos que no queríamos que este fuera el modelo de matrimonio que ellos presenciaran.
Tras sus desafortunadas declaraciones, Affleck hizo una aparición en el programa Jimmy Kimmel Live!, donde aclaró que sus comentarios fueron malinterpretados, ya que él no se dio cuenta de la magnitud de la situación hasta que vio sus declaraciones publicadas en varias partes.
Se dijo que había culpado a mi exesposa por mi alcoholismo y que me sentía atrapado. Esto me hacía lucir como el peor, el más insensible, estúpido y horrendo. Literalmente, tomaron una parte de una conversación de dos horas y la presentaron de tal manera que parecía que estaba diciendo lo opuesto a lo que realmente comenté. Hablé sobre cuánto nos respetamos, nos preocupamos el uno por el otro, así como por nuestros hijos, a quienes siempre antepusimos.
Analizamos nuestra relación. Quiero ser claro: eso no es cierto. No lo creo. Es exactamente lo contrario de mi forma de ser y de pensar, y nunca querría que mis hijos creyeran que diría algo malo sobre su madre, porque eso realmente duele. Me hiere.
