Una de las situaciones más incómodas que podemos vivir es cuando nuestros familiares nos ven sucumbir ante el dios del perreo, ya que entregarse a esos ritmos demoníacos frente a quienes nos educaron de la manera más conservadora es simplemente deshonroso. Por ello, en las fiestas deberían existir áreas para padres, donde puedan presumir nuestros logros a su antojo mientras saltan en un brincolín en forma de castillo, o algo así; queda por afinar detalles.
Lamentablemente, esa idea millonaria no estaba en marcha cuando Andrea Tanner asistió a una boda familiar, por lo que tuvo que tomar la difícil decisión entre dejarse llevar por el ritmo frenético de nuestro padre santo Daddy Yankee o permanecer en fila para la repartición de terrenos. Para nuestro orgullo, Andrea optó por la decisión correcta y le rindió homenaje al rey del reguetón bailando el himno Gasolina como si no hubiera un mañana.
En los instantes previos a la tragedia, vimos a la joven liberar los pasos prohibidos desde lo más profundo de su ser, sin percatarse de que, en ese preciso momento, todos sus ancestros se acumulaban en la mirada de su abuelito, ofreciéndole la expresión de decepción más aterradora jamás vista, incluso más que la mirada que tu madre te lanza cuando no descongelaste el pollo.
La trágica escena, que nos atrevemos a afirmar, fue más desgarradora que el mismo exilio de Lucifer del reino de los cielos, se volvió bastante popular en TikTok, donde Andy compartió el acto sacado del noveno y último círculo del Infierno de Dante Alighieri: el de la traición.
#fyp #viralvideo #abuelo #baile #boda #family #impact
♬ sonido original – Andrea Tanner
Acumulando casi cuatro millones de reproducciones, el clip se ha llenado de toda clase de comentarios, aunque la mayoría adoptan la perspectiva del abuelo para imaginar lo que está pensando en esos pocos y dolorosos segundos que actuaron como dagas afiladas en su corazón.
‘El abuelo: Prefiero dejarle todo al gobierno’; ‘Llama al notario… Voy a sacar a mi nieta del testamento’; ‘Y así es como perdí los terrenos’; ‘Yo iba a heredar los terrenos del abuelo, pero me vio perreando en una boda y me sacó del testamento’.
Finalmente, solo nos queda felicitar el valor de Andrea Tanner, ya que no cualquiera se atreve a despojarse de la máscara de la decencia que automáticamente nos colocamos en una reunión familiar.
Por eso, de ahora en adelante, cuando queramos trapear el piso, no necesariamente con un trapeador, pero haya familiares cerca, pensaremos: “¿Qué haría Andrea?”.
