Los lomitos son más que simples mascotas; son parte de nuestro corazón, de nuestra familia y de nuestras memorias. Por eso, no es de sorprender que alzamos la voz cuando algo malo les ocurre, como en el caso de Adriana Mondragón, quien envió a su perrito Maple a un campamento de entrenamiento y, lamentablemente, lo recibió en una urna tras su cremación.
Mondragón denunció la situación en redes sociales y responsabilizó a Antonio Ávila López, encargado del proyecto «You can dog training», por lo que sucedió con su mascota. A pesar de que sus denuncias ya resuenan en internet, la joven no ha obtenido una respuesta clara sobre lo que le ocurrió a Maple, y no se rendirá hasta que se haga justicia.
Mondragón realizó su denuncia a través de Instagram, donde narró con lujo de detalles lo sucedido.
Amábamos a Maple; siempre estaba feliz, solo tenía dificultades para interactuar con otros perritos. Así que decidimos buscar un entrenador y encontramos a Antonio Á., quien tiene un perfil en Instagram llamado ‘You can dog training’.
Tuvimos varias sesiones y Maple estaba progresando. Un día, nos ofreció llevarlo a su campamento, asegurando que a través de una terapia de inundación, mejoraría. Tras pensarlo mucho, aceptamos.
Maple regresó a casa habiendo aprendido algunas cosas, pero, según Antonio, necesitaba reforzar lo que había aprendido y nos solicitó llevárselo dos semanas más. Aceptamos de nuevo.
Este domingo 10 de julio regresaba Maple. Ya queríamos verlo y llevarlo al bosque, pero nada de eso sucedió…
Hoy, a la 1:05 a.m., Valeria J., la novia de Antonio, me informó que él iba de camino al veterinario porque Maple había chillado y creían que lo había picado una serpiente. A la 1:33 a.m. nos comunicaron que lo habían trasladado a una clínica porque no tenían un antivirus para mordedura y que era muy difícil de conseguir. Pedimos la dirección de la clínica, pero nunca nos la proporcionaron.
A las 3:26 a.m., Val me escribió: ‘Adri, no me entra la llamada. Nos dijeron que por la edad y la mordida no resistió’. Nos informaron que lo iban a cremar y nosotros no lo autorizamos, se lo prohibimos. Salimos en dirección al campamento, ya que de nuevo se negaron a darnos la dirección de la clínica.
A las 3:55 a.m., nos pidieron vernos en el Deportivo Xochimilco. A las 4:20 a.m. ya estábamos allí; se bajaron de su camioneta, pidieron perdón y nos entregaron sus cenizas en una urna. Les pedimos que nos llevaran a la clínica, pero se negaron todo el tiempo. No había fotos. No querían llevarnos con su veterinario. No sabemos si fue real la forma en que murió. Ignoramos si lo robaron o qué sucedió. Ni siquiera nos entregaron su plaquita.
¿Y saben qué hicieron? Se subieron a su camioneta y se marcharon, me bloquearon de WhatsApp.
Diversas asociaciones protectoras de animales se han acercado a Mondragón para ayudarla en su proceso y brindarle asistencia tras lo sucedido. Lamentablemente, la persona a quien ella señala como responsable se encuentra escondida, no responde a las llamadas e incluso ha cerrado sus redes sociales, tanto personales como las del campamento.
Aún tenemos muchas dudas: ¿Quién fue el/la veterinario que atendió a Maple? ¿En qué clínica? ¿Por qué se negaron a llevarnos o a que fuéramos? ¿Por qué no hay fotos que demuestren el accidente? ¿Por qué no nos entregaron un certificado de defunción o algo que compruebe su muerte? Y, sobre todo, ¿es posible que a las 3:26 a.m. nos hayan avisado de su muerte y a las 4:24 a.m. ya tuvieran sus cenizas en una urna?
Por su parte, Mondragón sigue expresando su inquietud alrededor de la muerte de Maple y pide de todo corazón que se haga justicia por lo ocurrido.
