Sin lugar a dudas, la infancia representa la etapa más hermosa de nuestras vidas. No hay preocupaciones, solo el deseo de jugar. Además, la imaginación es tan vasta que el aburrimiento no tiene cabida. De igual manera, los sentimientos más genuinos surgen en los momentos más inesperados. Un claro ejemplo de esto es el pequeño Pietro, un niño brasileño que en su último cumpleaños mostró un gesto conmovedor al soplar la vela de su pastel y hacer un deseo.
Rodeado de sus padres y envuelto en amor y calidez familiar, llegó el momento de cortar el pastel, pero no sin antes apagar la vela. Mientras lo animaban a que su petición fuera algo que realmente deseaba, después de meditarlo un poco, el pequeño sorprendió y llenó de orgullo a todos con su respuesta.
¡Deseo que todos aquí sean felices!
Quizás muchos niños pedirían una bicicleta, ir a Disneylandia o algún regalo para ellos mismos. Sin embargo, este pequeño nos mostró que la bondad todavía existe. Su madre, con orgullo, comentó que se siente inspirada a ser una mejor persona gracias al gran corazón y la mente brillante de su hijo. Y no es de extrañar, pues con sentimientos tan puros, Pietro nos devuelve la fe en la humanidad, ¿no creen?
Este niño nos enseña que ni siquiera en nuestro cumpleaños debemos ser egoístas, y por su gesto tan admirable, se merece que todos sus deseos, ya sean personales o compartidos, se hagan realidad.
