Sin lugar a dudas, la inocencia inherentemente provoca que los niños sean imprudentes, lo que dificulta su capacidad para razonar y reflexionar sobre sus actos de manera sensata.
Un claro ejemplo de esto es la historia de Max, un niño de diez años originario de Bolton, Inglaterra, quien decidió invitar a toda su clase a una fiesta de fin de curso en su hogar. El inconveniente es que lo hizo sin informar a su mamá, Diane Campbell, de 50 años, quien, como era de esperar, se sorprendió al conocer los planes de su hijo.
De acuerdo con el diario británico Manchester Evening News, fue gracias a una amiga de Diane que se enteró de la situación, ya que le envió una imagen de una de las 31 invitaciones que Max había repartido. Así descubrió que su ingenioso hijo estaba organizando un evento en la casa familiar, programado para las 4:00 p.m. del pasado lunes 25 de julio:
“Una amiga me escribió para comentarme que su hijo estaba emocionado por acudir a la fiesta de Max. Respondí y le pregunté ‘¿Qué fiesta?’. Me explicó que Max había invitado a todos sus compañeros de clase a una celebración por el fin de curso.”
Impactada, Diane, que trabaja como DJ y cantante profesional, no tuvo otra opción que acudir a Facebook para comunicarse con los padres de los compañeros de Max y pedirles que le enviaran mensajes, ya que no tenía idea de cuántas invitaciones había repartido su hijo:
“Es una escuela grande, y hay muchos padres a los que ni siquiera conozco o con quienes no he hablado. Max me comentó que había encontrado las tarjetas de invitación en mi caja de tarjetas, que eran de una fiesta anterior, y decidió rellenarlas sin mi consentimiento.”
Todo lo que quería Max era celebrar el fin de curso con sus amigos. Afortunadamente para Diane, gracias a Facebook, nadie apareció a la fiesta, aunque los vecinos y amigos bromeaban diciendo que iban a arruinarla con vino y cerveza.
“Agradezco que tengamos Facebook, de lo contrario, habría tenido a 31 niños en mi puerta el lunes.”