A tan solo 45 días de asumir el cargo, la primera ministra británica Liz Truss renunció el 20 de octubre en medio de severas críticas por su política fiscal, el fallecimiento de la reina Isabel II, la guerra entre Rusia y Ucrania, y la creciente inflación.
Su mandato duró solo seis semanas, lo que la convierte en la primera ministra con menos tiempo en el cargo. Su renuncia se atribuye a las intensas presiones de su propio partido y al retiro de dos de sus colaboradores más cercanos.
Frente a la sede del gobierno británico, Liz Truss anunció públicamente que había informado al rey Carlos III sobre su renuncia a la jefatura del Partido Conservador y, por ende, a su puesto como primera ministra. Agregó que permanecerá en el cargo hasta que se elija un nuevo líder del partido, lo que podría suceder en los próximos días.
El 6 de septiembre, Truss sucedió a Boris Johnson en el cargo; sin embargo, su gobierno estuvo marcado por el caos político y económico. Su breve mandato estuvo caracterizado por caídas en el mercado y especulaciones sobre su futuro después de que un presupuesto lleno de recortes fiscales sin respaldo provocara inquietud en la economía británica.
Sus propuestas de reducir impuestos, aumentar salarios y fomentar el crecimiento económico sin alterar el gasto público no lograron convencer ni a su propio partido, que la eligió como líder y primera ministra. Esto desató una serie de críticas, lo que llevó a renuncias, incluyendo la del ministro de Economía y Finanzas, Kwasi Kwarteng, y la de Suella Braverman, ministra del Interior, quien dejó su puesto descontenta con la gestión de Truss. Según The Guardian, Braverman se marchó por instrucciones del nuevo ministro de Economía.
Por otro lado, la reciente decisión de Liz Truss garantizará una nueva contienda para elegir a los líderes dentro del Partido Conservador, que ha experimentado una disminución en el apoyo público en el último año.
Es posible que en esta ocasión, la elección del nuevo líder conservador dependa únicamente de los parlamentarios y no de la militancia. Sin embargo, los detalles sobre cómo será el proceso electoral y la contienda se anunciarán pronto.
Además, cuando Liz deje completamente el cargo, su sucesor, independientemente del partido, heredará problemas significativos que podrían no resolverse a corto plazo.