Después de más de dos años de confinamiento debido a la pandemia de covid-19, la gradual reanudación de las actividades diarias a nivel mundial y la eliminación oficial del uso obligatorio de cubrebocas en espacios abiertos parecen ser un gran avance que nos llena de esperanza para regresar a la normalidad.
No obstante, aún no se puede cantar victoria ante las secuelas que dejó el coronavirus, ya que recientemente se informó que Wuhan, la ciudad donde se originó la pandemia, ha vuelto a entrar en confinamiento tras reportar un rebrote de contagios.
Según las autoridades sanitarias de la ciudad china, el pasado 26 de octubre se registraron 1241 nuevos casos de contagio de coronavirus, principalmente en el distrito de Hayang, en Wuhan, lo que llevó a la decisión de implementar un confinamiento. Así, se solicitó a los 900,000 habitantes de la ciudad que se quedaran en casa y salieran solo lo estrictamente necesario durante los últimos cinco días.
Entre las medidas impuestas por la ciudad, el gobierno controlará las carreteras y el acceso a personas que deseen ingresar al distrito, además de establecer que los residentes deberán someterse a pruebas PCR todos los días mientras dure el confinamiento.
A pesar de que en Wuhan se han estado registrando entre 20 y 25 nuevos casos de infección diaria en la última semana, estas cifras no son tan elevadas en comparación con los números reportados por países europeos como Alemania, Francia e Italia, donde, a pesar de contar con cientos de casos de contagio, sus habitantes viven sin restricciones sanitarias.
Entre las posibles fuentes que habrían originado el rebrote de covid-19 se encuentran el suministro local de carne de cerdo o los mariscos del mercado de Huanan, ya que algunos trabajadores y compradores contrajeron el misterioso virus similar a la gripe. Otros incluso apuntan a que podría haberse filtrado del Instituto de Virología de Wuhan, que se encuentra muy cerca del distrito y donde se investigaba el coronavirus de murciélago.