A la hora de realizar nuestros sueños, a menudo es necesario enfrentar obstáculos y adversidades que pueden parecer muy desafiantes. Sin embargo, al final, estos solo incrementarán la gratificación que se siente al lograr lo anhelado.
Un ejemplo inspirador de superación es el caso de Juan Manuel, un joven argentino que, a través de Twitter, relató cómo trabajó como repartidor de comida durante dos años para poder graduarse como arquitecto. A medida que se acercaba el final del año escolar, también finalizaba esta etapa de su vida, agradeciendo los valiosos aprendizajes que obtuvo de su empleo.
Desde muy joven, Juan supo que quería ser arquitecto y siempre se esforzó por alcanzar esa meta. Para estudiar la carrera de sus sueños, tuvo que dejar su ciudad natal y mudarse a Rosario, Argentina, donde al mismo tiempo que estudiaba, buscaba trabajos a medio tiempo para mantenerse.
Firme en su objetivo, Juan Manuel trabajó en varios lugares hasta que, en 2019, se quedó sin empleo y la llegada de la pandemia complicó aún más la situación. Sin embargo, no estaba dispuesto a rendirse fácilmente. Pensó en alternativas viables para trabajar y, en abril de 2020, comenzó como repartidor en la cadena PedidosYa.
Seguir en pie no fue fácil. Hasta hace menos de un mes, Juan seguía en ese empleo que puede ser bastante peligroso. Sin embargo, al mirar hacia atrás, comparte lo mucho que aprendió de sus experiencias en el trabajo.
De cada experiencia se aprende: del contacto con la calle, de los distintos negocios a los que debía ir a buscar la comida, de las actitudes de las diferentes personas, de quién deja propina y quién no; del clima, tanto bajo la lluvia como en el calor intenso, e incluso de lo que implica trabajar hasta tarde. Creo que todo eso te ayuda a forjar un carácter y paciencia para ciertos momentos de la vida.
En cuanto a su carrera, Juan explica que se preparaba con una semana de antelación para conocer sus turnos laborales y dedicaba sus tiempos libres a estudiar. Enfrentó retos difíciles, como el robo de su motocicleta en varias ocasiones, pero nunca se dio por vencido. Con ese ritmo, el tiempo pasó y logró terminar sus estudios y graduarse, después solicitó una beca de posgrado.
El joven de 32 años se graduó en febrero de este año, pero no lograba encontrar trabajo en su profesión, así que continuó repartiendo pedidos hasta que un día, de manera inesperada, encontró una oportunidad laboral como arquitecto.
Un día, mientras repartía al mediodía y esperaba un pedido en el centro de la ciudad, vio una obra en construcción y preguntó a los obreros si había algún arquitecto o ingeniero con quien pudiera hablar. Resultó que había uno llamado Saúl. Le contó que se había graduado en febrero y que estaba buscando trabajo, y él le proporcionó su correo electrónico. A los 15 minutos, le envió su currículum, y dos semanas después, lo llamaron para una entrevista ‘online’. Luego tuvo una entrevista presencial y finalmente, recibió la llamada informándole que tenía el trabajo.
Una cosa llevó a la otra y al fin pudo ver sus esfuerzos materializarse, ya que desde el pasado 7 de noviembre, comenzó a trabajar en una empresa constructora. Juan expresó su amor por su profesión y también por su trabajo como repartidor. A pesar de las adversidades, agradeció todo lo que vivió en un post de Twitter.
Después de recibir mi primer sueldo en mi nuevo trabajo, puedo declarar oficialmente que terminó la etapa de repartidor en @pedidosya. Fueron 2 años donde esa mochila me ayudó a cumplir mi sueño de graduarme (sigue 🧵) pic.twitter.com/KZqB0DMRdU
— Juanma Gorosito (@juanmagorosito) December 2, 2022
La historia de este arquitecto ha dado la vuelta al mundo, ya que nos inspira a ser perseverantes y a continuar persiguiendo nuestras metas, por muy complicado que sea el camino. Por ahora, Juan cierra el año con una gran satisfacción y un sentido de realización personal y profesional, pues compartió que finalmente pudo alquilar un departamento para él y su novia. Finaliza diciendo:
Que nunca nadie te quiera rebajar por lo que haces o a lo que te dedicas. La constancia tiene su recompensa y todo llega cuando uno trabaja para ello.