Descargar o visualizar películas en plataformas en línea no solo es una actividad ilegal, sino que también conlleva un riesgo significativo para quienes lo hacen. Existen sitios web que pueden infectar los dispositivos con virus y poner en peligro la información personal del usuario ante terceros. En el peor de los escenarios, esta práctica puede llevar a ser demandado por alguna de las personalidades que aparecen en la película, lo cual es considerado un delito con penas severas que pueden alcanzar hasta seis años de prisión.
Este fue el caso de un hombre que relató cómo fue demandado nada menos que por Adam Sandler después de descargar una de sus películas en su teléfono móvil. Jamás imaginó que una acción tan simple, que casi cualquier persona realiza a diario, podría acarrearle problemas legales.
El protagonista de esta historia es Andrés Prince, un agente inmobiliario que reside en Chicago, Illinois, Estados Unidos. A través de un video de seis minutos en su TikTok, compartió el relato de la demanda federal que recibió por parte de la compañía Cobbler LLC, productora del actor Adam Sandler. Andrés asegura que recibió esta denuncia cuando apenas tenía 20 años y aún era estudiante.
Según su relato, todo ocurrió durante su primer año en Estados Unidos. Al llegar al país, se hospedó en la casa de un tío que le ofreció su estancia mientras él se establecía. Poco tiempo después, Andrés decidió contratar un servicio de Internet, puesto que no había conexión en la casa. Así, por las tardes, él y su hermano se entretuvieron viendo películas en el sitio Popcorn Time.
Así pasaron algunas semanas, hasta que un día, al volver a casa, su tío le informó que había recibido un paquete para él, algo que le pareció inusual, ya que no había ordenado nada. Al abrirlo, Andrés se encontró con un documento de varias páginas, que, tras revisarlo, descubrió que era una demanda federal de Cobbler LLC por descargar la película The Cobbler (2014) de Adam Sandler, una cinta que tuvo poca popularidad y no generó grandes ingresos.
Al inicio, Andrés pensó que todo era una broma de mal gusto o una mentira, pero una semana después recibió otro documento que le indicaba que debía presentarse ante un juez con un abogado para hacer frente a la demanda en su contra. Relata que estaba aterrorizado y que pasó varias noches sin dormir hasta su comparecencia en la corte.
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Ya en la oficina donde fue convocado por su abogado y la parte acusadora, le explicaron que se trataba de una demanda federal por descargar películas ilegalmente. La compañía del actor se enfocaba en demandar a todos aquellos que descargaran esa película en particular, ya que había sido una forma de generar ingresos luego de no obtener el retorno deseado.
Frente a esta situación, Andrés se dio cuenta de que no podía haber sido él quien descargó todas esas películas, ya que poseía un iPhone y en ese dispositivo no es posible descargar películas a menos que sea desde un sistema operativo Android. En su defensa, el abogado le mostró una lista de aproximadamente 50 películas que figuraban en su registro de descargas, lo que lo llevó a concluir que no era su celular el que había descargado, sino el de su hermano, donde ambos disfrutaban de las cintas.
Además, Andrés, que defendía su inocencia, fue informado por su abogado y las personas presentes en la oficina que, independientemente de si él había sido el culpable o no, el hecho de que el contrato del servicio de Internet estaba a su nombre lo obligaba a responder a los cargos en su contra, que montaban miles de dólares o, en su defecto, se exponía a una condena de seis a doce años de cárcel.
Ante un futuro poco prometedor, le ofrecieron resolver el asunto de inmediato. La propuesta incluía el pago de tres mil dólares a cambio de que se desestimaran todos los cargos en su contra. Sin dudarlo, Andrés aceptó y llamó a sus dos hermanos para pedirles mil dólares a cada uno y poder saldar la multa. Finalmente, el problema se solucionó, y se enteró de que al menos 500 personas en Estados Unidos habían vivido una experiencia similar.
