Diversas teorías circulan sobre el origen de los objetos voladores no identificados que han sido derribados por los Estados Unidos. Sin embargo, lo más probable es que estos objetos hayan sido enviados por alguna potencia enemiga con el fin de espiar y medir la capacidad de respuesta de los sistemas de alerta norteamericanos.
En caso de que esta hipótesis se confirme, la situación se tornaría bastante compleja, ya que Estados Unidos consideraría tal acto como una provocación, incrementando así la posibilidad de un conflicto entre naciones poderosas.
El pasado 12 de febrero, Estados Unidos derribó su cuarto ovni en un periodo de nueve días, esta vez sobre el lago Hurón. Según el Departamento de Defensa de EE. UU., se trataba de un objeto no identificado que, aparentemente, no representaba una amenaza para nadie en la Tierra, pero se temía que pudiera interferir con las rutas de los aviones comerciales, lo que llevó a tomar la decisión de derribarlo, según informó CNN.
Después de lo ocurrido con el supuesto globo espía chino, el Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD) ha modificado su sistema de radares para hacerlo más sensible a este tipo de objetos.
Hemos estado monitoreando más de cerca nuestro espacio aéreo a esas altitudes, lo que incluye mejoras en nuestro radar, lo cual puede explicar, al menos en parte, el aumento de objetos que hemos detectado en la última semana.
-Melissa Dalton, subsecretaria de Defensa Nacional
Cuando se le preguntó si era posible que estos objetos fueran artefactos extraterrestres, Luis Elizondo, exoficial de Inteligencia que dirigió el Programa OVNI del Pentágono hasta 2017, desestimó esta posibilidad.
Nadie cree que estos objetos voladores sean otra cosa que dispositivos fabricados en nuestro planeta. Lo que está sucediendo actualmente es que se está utilizando tecnología de bajo costo para intimidar a Estados Unidos. Es un método de alto impacto y bajo costo para que China lo haga, y cuanto más se observe el cielo, más se verá.
En resumen, el 4 de febrero se derribó el supuesto globo espía chino, lo que enfureció al gobierno de China. Luego, el 10 de febrero fue derribado otro ovni en Alaska y el 11 de febrero, un avión militar F-22, operado en conjunto por Estados Unidos y Canadá, derribó un ovni sobre Yukón (Canadá). Finalmente, el 12 de febrero se derribó el último objeto desconocido que apareció.
El gobierno chino admitió que el primer ovni les pertenecía, aunque niega que se tratara de un globo espía; el segundo, que fue derribado en Alaska, era del tamaño de un coche pequeño, mientras que el objeto derribado en Canadá era un cilindro más pequeño que el globo chino. Por último, el último objeto tenía una estructura octogonal de la que colgaban cuerdas, según informó El Español.
