A medida que el tiempo transcurre, la industria de la belleza se actualiza constantemente con productos, técnicas y tendencias que nos permiten lucir radiantes en cualquier momento. Todo ello busca satisfacer las necesidades de una población en constante movimiento.
Por esta razón, en los últimos años se ha vuelto habitual optar por procedimientos permanentes o semipermanentes que nos ayuden a ahorrar tiempo por las mañanas y evitar preocupaciones como delinear cejas, alisar el cabello o aplicar máscara de pestañas.
Si bien estas innovaciones han simplificado nuestra vida, es cierto que pueden acarrear numerosos riesgos que ponen en peligro nuestra salud y bienestar. Lo más alarmante es que no hay un solo factor a tener en cuenta, sino muchos que influyen en el éxito de un procedimiento estético.
Aspectos como el lugar donde se realiza el procedimiento, la capacitación del profesional, la higiene de los materiales utilizados y, lo más crucial, la reacción de nuestro propio cuerpo a los productos, que podría desencadenar una alergia con serias consecuencias.
Este último aspecto le ocurrió a Valéria Campos, una enfermera brasileña apasionada por las extensiones de pestañas. Tras un año de usarlas, nunca pensó que podría desarrollar una alergia al procedimiento.
Sin embargo, cuando volvió al salón de belleza para el mantenimiento de sus pestañas, donde solo le colocaron las que se le habían caído, empezó a notar algo extraño. A las tres horas del procedimiento, Valéria comenzó a experimentar enrojecimiento, hinchazón y un intenso dolor en los ojos, pero tuvo que esperar hasta el día siguiente para regresar al salón y hacerse quitar las extensiones.
“La profesional utilizó los mismos materiales a los que yo ya estaba acostumbrada. Pero con el paso de las horas, mi ojo se hinchaba y dolía más.”
– Valéria, en entrevista para la BBC
Una vez que se retiraron las extensiones, se dirigió al hospital de Belo Horizonte, donde la atendieron de emergencia en oftalmología. Allí le informaron que tenía una infección, aunque no estaban seguros si era causada por el pegamento o por las pestañas sintéticas.
Afortunadamente, su visión no se vio comprometida y pudo regresar a casa siguiendo un tratamiento de antibióticos por siete días. Sin embargo, sus pestañas naturales se debilitaron y perdió una cantidad considerable de ellas.
Esto podría haber tenido consecuencias mucho peores, ya que existen numerosos casos de mujeres que han perdido la vista, aunque sea de forma temporal, debido al uso de estos productos químicos tan potentes en una zona tan delicada como la del ojo.
Es fundamental recordar que la salud debe prevalecer sobre la estética, por lo que es importante cuidarnos lo mejor posible y evitar someternos a procedimientos que representen un riesgo para nuestra salud.
