La donación de órganos se ha convertido en una práctica altruista cada vez más habitual, adaptándose a la cultura de nuestra sociedad. Este acto de generosidad no solo tiene el potencial de cambiar la vida de una persona, sino que también lleva a algunos a autorizar su conversión en donantes de inmediato al momento de fallecer.
No obstante, no es necesario morir para poder donar un órgano, ya que hay casos de donantes vivos que deciden hacerlo para salvar a un familiar o a una persona cercana. Un ejemplo de esto es el de una mujer que, con el objetivo de ayudar a su jefa, tomó la decisión de donarle un riñón, pero terminó siendo despedida por ausentarse del trabajo tras la cirugía.
A pesar de que esta historia tuvo lugar en 2012, recientemente, el perfil de Twitter Facts Bok volvió a dar relevancia a la nota con una publicación que incluye una fotografía de ambas mujeres, y aclara lo sucedido: según parece, la jefa despidió a su empleada después de recibir la donación de riñón.
La historia gira en torno a Debbie Stevens, una mujer de 47 años oriunda de Long Island, Nueva York, quien generosamente se ofreció a donar su riñón a su jefa, Jaqueline Brucia, de 61 años, quien se encontraba angustiada buscando un donante para salvar su vida.
In 2012, Debbie Stevens donated her kidney to save her boss’s life. But the boss (Jacqueline Brucia) fired her when she got what she wanted. pic.twitter.com/sjdWzhciZf
— Facts Heap (@factsheap_) March 5, 2023
En 2012, Debbie Stevens decidió donar su riñón para salvar la vida de su jefa. Sin embargo, la jefa (Jaqueline Brucia) la despidió una vez que obtuvo lo que quería.
Ambas mujeres se conocieron mientras trabajaban en la concesionaria de autos Atlantic Automotive Group en Nueva York, donde Brucia ocupaba el cargo de jefa de Stevens. Durante sus conversaciones, la jefa le reveló a Debbie sus problemas de salud y su necesidad urgente de un trasplante de riñón. A pesar de que mencionó tener un posible donante, su empleada, reconocida por su amabilidad y generosidad, se ofreció a donarle uno de sus riñones.
Un par de meses después de que Debbie se ofreció a ayudar, la jefa le informó que su donante inicial se había arrepentido y le preguntó si seguía dispuesta a donar su riñón. Debbie aceptó sin dudarlo y ambas se sometieron a la cirugía en 2011, aunque la intervención dejó a Debbie muy debilitada, con dolores en las piernas y problemas digestivos.
La recuperación tras el trasplante fue bastante complicada para Stevens, quien se sintió presionada a volver al trabajo. Aunque su jefa le agradeció la donación, también se mostró molesta porque Debbie permanece en casa para recuperarse, argumentando que los demás empleados pensarían que le estaba dando un trato especial.
Después de enfrentar las constantes exigencias de Brucia para que volviera a trabajar, junto con los reclamos y gritos por cualquier error que cometía, Debbie finalmente fue despedida de la empresa y destituida de su puesto.
Ante esta lamentable situación, Debbie Stevens decidió presentar una demanda por discriminación, con la intención de obtener una compensación por su despido injustificado.