Seguramente no sabías que Scarlett Johansson estuvo casada con Ryan Reynolds mucho antes de que él formara una familia con Blake Lively. Increíble, ¿verdad? Aunque esto ocurrió hace más de diez años, su matrimonio fue muy breve.
Por esta razón, la protagonista de La otra reina recientemente habló sobre los motivos que la llevaron a divorciarse del actor de Terror en Amityville. ¡No creerás lo que dijo!
Uno de los aspectos que ha generado gran curiosidad entre los fanáticos de Scarlett Johansson son los motivos por los cuales decidió divorciarse de su primer esposo, Ryan Reynolds. Esto es especialmente interesante, ya que Blake Lively, la actual esposa del protagonista de La propuesta, ha afirmado que es un gran marido. Según información de Glamour, la estrella de A él no le gustas tanto confesó que su inexperiencia fue un factor importante en su decisión.
“La primera vez que me casé tenía 23 años y claramente no comprendía el matrimonio. Podría decirse que tenía una visión muy romántica de lo que implicaba. Ahora, en otro momento de mi vida, siento que estoy en una posición para tomar decisiones con más claridad. Estoy mucho más presente que antes”, explicó Johansson.
La también cantante ha reconocido que convivir con otro actor es complicado, ya que puede ser difícil encontrar el tiempo que ambos necesitan juntos e incluso puede surgir cierta competencia. Recientemente, en su participación en el podcast Goop de la también actriz Gwyneth Paltrow, la estrella de Avengers: Infinity War admitió que Reynolds es un buen tipo, a pesar de que su matrimonio fue breve.
“No sabía lo que quería o necesitaba de otra persona. Creo que entender cuáles son esas cosas fundamentales que necesitas en una pareja es esencial para la longevidad de la relación. Identificar esas cosas marcó un cambio en mi perspectiva”, compartió Johansson.
En la actualidad, la también productora estadounidense está casada con el comediante Colin Jost, y aparente mente es feliz disfrutando de la vida familiar junto a sus dos hijos, ya que, sin duda, la madurez hace la diferencia.