Luego de la identificación de un brote de poliomielitis en Londres, Inglaterra, las autoridades sanitarias decidieron urgentemente administrar refuerzos de la vacuna a cerca de un millón de niños menores de diez años, tras confirmarse la propagación del virus que causa la parálisis en la capital del país.
Este es el primer brote de polio en el Reino Unido en más de 40 años. Según los reportes, el virus ha sido detectado más de 100 veces en las aguas residuales de ocho distritos en el norte y noreste de la ciudad.
El primer incidente se reportó el pasado mes de junio y se atribuyó a un único lugar en el noreste de Londres. No obstante, el 10 de agosto, la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido comunicó que se han identificado 116 casos en la capital, en áreas donde la tasa de vacunación en niños es baja, alcanzando solo un 55 por ciento.
Aunque por el momento no se ha diagnosticado oficialmente ningún caso de poliovirus por parte de un médico, los especialistas creen que, debido a la presencia del virus en aguas residuales, se está transmitiendo de manera incontrolada en la ciudad. Sin embargo, los responsables de salud han indicado que el riesgo para la población es bajo, dado que la mayoría de las personas están protegidas gracias a las vacunas administradas en la infancia.
Por este motivo, las autoridades de salud han anunciado que, a partir de septiembre, se ofrecerá una vacuna de refuerzo contra el poliovirus a 900,000 niños de uno a nueve años que residen en Londres, con el objetivo de aumentar la protección y ayudar a mitigar la propagación. Además, el Comité Mixto de Vacunación e Inmunización ha recomendado implementar una campaña de refuerzo rápida y empezar en las áreas donde se ha registrado la presencia del virus.
Es relevante mencionar que la poliomielitis es una infección viral grave, que fue común en todo el mundo hasta 1988, cuando los casos comenzaron a disminuir en un 99 por ciento. Este virus puede vivir en la garganta y los intestinos durante hasta seis semanas, pero tiene la capacidad de propagarse hacia la médula espinal, ocasionando debilidad muscular y parálisis.
La mayoría de las personas afectadas no presentan signos de infección. Sin embargo, aproximadamente una de cada 20 muestra síntomas como fiebre, debilidad muscular, dolor de cabeza, náuseas y vómitos. El poliovirus se transmite a través de gotículas en el aire cuando alguien estornuda o tose, o al entrar en contacto con alimentos, agua, ropa o heces de una persona infectada.