lunes, abril 28, 2025

La ciencia respalda: Es preferible invertir en experiencias que en bienes materiales.

¿Qué nos hace realmente felices? Es probablemente una de las preguntas más comunes que nos hacemos a lo largo de nuestras vidas, ya que de una u otra forma todos buscamos el bienestar y la felicidad. En esta búsqueda, algunos economistas sostienen que el dinero es un indicador clave del bienestar social. Esta idea resulta lógica si consideramos que, a través del dinero, se pueden satisfacer las necesidades básicas; sin embargo, ¿qué hay más allá de esto?

Al gastar su dinero, muchas personas piensan que un objeto material les proporcionará mayor felicidad que una experiencia, como un viaje a un lugar desconocido o asistir a un concierto. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que esta suposición no es completamente cierta.

“Uno de los enemigos de la felicidad es la adaptación”

chica observando el horizonte en la montaña

Thomas Gilovich, profesor de psicología en la Universidad de Cornell y experto en la relación entre dinero y felicidad desde hace más de dos décadas, explica: “Compramos objetos que creemos que nos harán felices, y efectivamente lo hacen, pero solo por un tiempo. Las cosas nuevas nos emocionan al principio, pero luego nos adaptamos a ellas”.

La felicidad aumenta al invertir en experiencias como viajes, exposiciones, actividades al aire libre o aprender nuevas habilidades

pareja viaja en motocicleta

“Nuestras experiencias se integran a nosotros en mayor medida que nuestros bienes materiales –afirma Gilovich–. No importa cuánto te gusten los objetos que posees o cuánto sientas que forman parte de tu identidad; en última instancia, permanecen separados de ti. En cambio, tus experiencias realmente se convierten en parte de tu ser. Somos la suma total de nuestras vivencias. Incluso las experiencias negativas se transforman con el tiempo en anécdotas divertidas y momentos valiosos”.

Es más fácil conectar con otros a través de experiencias que mediante objetos

amigos en día de campo

Es mucho más probable que establezcas una conexión con alguien que haya caminado la misma ruta de montaña o asistido a la misma obra de teatro que con quien acaba de comprar un televisor gigante. “Las experiencias que compartimos con otros se convierten en historias que contamos y recordamos juntos”, dice Gilovich.

Además, es menos probable que hagamos comparaciones negativas

chica pasea en bicicleta

Un estudio de Ryan Howell y Graham Hill determinó que las comparaciones de bienes materiales son más comunes que las de experiencias: “Puede incomodarnos un poco ver a personas hospedándose en mejores hoteles o viajando en primera clase, pero eso no genera más envidia que cuando otros nos superan en posesiones materiales”.

La investigación del profesor Gilovich resalta la necesidad de un cambio en la forma en que gastamos nuestro dinero. “Como sociedad, ¿no deberíamos facilitar a las personas la oportunidad de vivir experiencias?” se pregunta al final de su estudio.

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