La periodista Mickey Goodman ha notado que los jóvenes nacidos entre 1984 y 2002 esperan obtener todo lo que desean de manera inmediata y sin esfuerzo, debido a que han crecido en un entorno de gratificación instantánea. Tim Elmore, fundador y presidente de la organización sin fines de lucro Líderes en Crecimiento, sostiene que la generación “Y” o millenials cuenta con cientos de amigos en Facebook y Twitter, pero raramente establecen conexiones profundas y significativas.
Según las observaciones de Goodman y Elmore, esta generación tiende a ser vista como poco competente en áreas como el ámbito laboral y emocional, lo que resulta en un incremento en los sentimientos de frustración en comparación con generaciones anteriores.
Padres sobreprotectores
Los progenitores de esta generación han estado tan enfocados en protegerlos que no los preparan para afrontar el futuro; les impiden tomar riesgos o aventurarse a explorar. Durante su niñez, se promovieron métodos educativos donde abundaban los premios o recompensas, lo que ha llevado a que busquen la motivación en el exterior en lugar de en su interior. ¿Cómo se puede revertir esta situación? Fomentando en los jóvenes una mayor creatividad y motivación para que puedan apoyarse en sí mismos y no depender de estímulos externos.
“Sueña en grande”
Los padres de esta generación han instado a sus hijos a soñar en grande, lo que ha llevado a que cualquier acción pequeña parezca sin valor. En este contexto, los jóvenes desean cambiar el mundo de manera inmediata, quieren correr antes de haber aprendido a gatear y caminar. Además, creen que no necesitan hacer nada especial para ser especiales; han disfrutado de todas las comodidades y ahora buscan obtenerlo todo al instante. Para corregir estos hábitos, los padres deben permitir a sus hijos explorar sus pasiones, defectos, virtudes y propósitos en la vida para que puedan construir su propia felicidad.
Dejarlos que se equivoquen
Los padres deben confrontar la realidad tal como es y permitir que sus hijos cometan errores a los 10 años, lo cual es mucho más ventajoso que hacerlo a los 40; deben aprender a alinear sus sueños con sus capacidades y permitirles enfrentar problemas y asumir las consecuencias. Sin embargo, siempre será esencial equilibrar la autonomía con la responsabilidad.