Morir de amor no solo es una canción de Miguel Bosé; en realidad, es un fenómeno que ha sido estudiado durante varios años. Los médicos han comenzado a vincular la muerte de ciertas personas con una intensa carga emocional que experimentaban. Esto implica que los niveles de estrés pueden aumentar notablemente tras un contratiempo en las relaciones personales.
Terminar una relación, recibir una mala noticia, la muerte de un ser querido, o incluso experimentar una sorpresa impactante, pueden debilitar el miocardio, el músculo encargado de bombear la sangre. Este trastorno se denomina “síndrome del corazón roto” o, científicamente, “miocardiopatía de Takotsubo”, nombre que proviene del primer caso estudiado y descrito en Japón.
El término Takotsubo se refiere a un recipiente cónico que se utiliza para atrapar pulpos, y, en el caso de este síndrome, el ventrículo izquierdo del corazón toma una forma similar.
Los síntomas de esta condición se asemejan a los de un infarto, lo que puede generar confusiones: dolor en el pecho, dificultad para respirar, dolor en el brazo y sudoración. La diferencia clave es que no hay obstrucción en las arterias coronarias. Si experimentas alguno de estos síntomas, lo mejor es acudir de inmediato a un médico. Algunos factores importantes a considerar para un diagnóstico adecuado son la edad y el sexo; se ha demostrado que la mayoría de los casos ocurren en mujeres, sobre todo después de la menopausia.
Aunque esta afección no es tan conocida, su frecuencia puede ser mayor a lo que se piensa. Por fortuna, después de algunas semanas, la mayoría de las personas que sufren este síndrome se recuperan por completo. Este fenómeno ocurre debido a la liberación repentina de grandes cantidades de catecolaminas, sustancias similares a la adrenalina que, en dosis elevadas, pueden tener efectos tóxicos sobre el corazón. De hecho, los síntomas son comparables a los que experimentan aquellas personas que han sufrido una sobredosis accidental de adrenalina.
Para realizar un diagnóstico correcto, se tienen en cuenta antecedentes y condiciones como un estrés intenso y repentino, así como la ausencia de factores de riesgo cardiovascular clásicos como el tabaquismo, la hipertensión arterial, la hiperlipemia y la diabetes.
Se estima que solo el 2% de los casos de ataques al corazón realmente corresponden a esta patología. Afortunadamente, la recuperación es rápida, habitualmente de tres a cuatro días. Aunque rara vez se presentan secuelas, uno de cada diez pacientes puede experimentar una recurrencia.
Uno de los casos más notorios es el reciente fallecimiento de Debbie Reynolds, una estrella de Hollywood, quien, al enterarse de la muerte de su hija Carrie Fisher (la Princesa Leia), perdió la batalla y, de esta forma, logró su último anhelo: reunirse con su hija. El doctor Mark Creager, director del Centro Cardiaco y Vascular Dartmouth-Hitchcock en New Hampshire, comentó: “un corazón roto es en realidad un evento en el que el corazón deja de funcionar normalmente y es susceptible a anomalías en el ritmo cardíaco”. Esto es lo que le sucedió a Reynolds tras la pérdida de Carrie.