Generalmente, nos despertamos a las seis de la mañana para iniciar nuestra rutina escolar o laboral; por esta razón, después de las 10:00 a.m., sentimos la necesidad de tomar una o varias siestas. Esta situación es bastante común y podría parecer insignificante a simple vista, pero cuando el deseo y la sensación de somnolencia se extienden por horas, e incluso días, podría ser motivo de preocupación.
Según un estudio publicado en la revista científica JAMA Neurology, que analizó a más de 2,900 personas, la somnolencia excesiva durante el día duplica el riesgo de desarrollar Alzheimer.
El estudio llevado a cabo por expertos de la Clínica Mayo en Minnesota, Estados Unidos, establece que “la somnolencia diurna excesiva está vinculada a un incremento en la acumulación de amiloides”. (Amiloide: proteína que, al padecer Alzheimer, se acumula en el cerebro y afecta a las células nerviosas).
Esto implica que quienes experimentan somnolencia o sueño excesivo durante el día son más susceptibles a los cambios patológicos relacionados con el Alzheimer.
Durante el sueño, el cerebro se encarga de eliminar los depósitos de amiloides innecesarios para un adecuado funcionamiento de la memoria, pero cuando no se obtiene un sueño reparador, los amiloides tienden a acumularse y pueden provocar daños irreversibles.
Los participantes que reportaron somnolencia durante el día tenían más depósitos de amiloides en comparación con aquellos que no experimentaron tanto sueño diurno.
Es crucial mantener un ciclo del sueño regular, de lo contrario, podrías enfrentar una serie de problemas de salud. La acumulación de amiloides en el cerebro, la desregulación en la producción de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, y un estado de ánimo poco favorable son consecuencias posibles. Por ello, lo recomendable es dormir entre siete y ocho horas cada día.